Cuando decidí estudiar en el Reino Unido, sabía que esta oportunidad no solo significaba una educación de calidad, sino también la posibilidad única de explorar uno de los países con mayor riqueza histórica y cultural de Europa. Durante mi estancia en Reino Unido, he logrado logrado organizar mi tiempo para visitar ciudades fascinantes que han enriquecido profundamente mi experiencia personal y académica.
Mi experiencia me ha enseñado que el timing es fundamental para aprovechar al máximo los viajes por el Reino Unido. Los meses de verano, especialmente de junio a agosto, se convirtieron en mis favoritos para viajar, ya que durante estas fechas, los días son considerablemente más largos, y el clima es más cálido. Sin embargo, también descubrí el encanto especial de viajar durante los períodos de vacaciones universitarias en primavera y otoño. En abril y mayo, los jardines están en plena floración, y agosto-septiembre ofrece temperaturas agradables con menos multitudes de turistas.
Una de las decisiones más inteligentes que tomé fue adquirir una Railcard al inicio de mi estancia. Esta tarjeta, que cuesta £30 anuales, me proporcionó descuentos en todos mis viajes en tren. Considerando que un viaje de Aberdeen a Londres puede costar fácilmente £85, la tarjeta se pagó sola después de solo tres viajes largos.
La flexibilidad que me brindó fue invaluable. Pude tomar decisiones espontáneas de viaje durante los fines de semana, sabiendo que el costo del transporte sería significativamente menor.
Uno de los errores más costosos que casi cometo fue planificar viajes sin considerar la geografía del país. Inicialmente, pensé en visitar Londres, luego Edimburgo, después Bath, y finalmente Liverpool. Esta ruta habría significado un constante ir y venir por el mapa, duplicando mis costos de transporte y tiempo de viaje.
En su lugar, desarrollé una estrategia de "rutas lineales" que me ahorró considerablemente dinero y tiempo. Por ejemplo, una de mis rutas más exitosas fue: Londres → Oxford → Bath → Birmingham → York -- Edimburgo. Esta secuencia me permitió explorar de manera sistemática, visitando cada ciudad en el camino sin retroceder y también me permitió observar gradualmente los cambios culturales y paisajísticos del país, desde las cosmopolitas ciudades del sur hasta los dramáticos paisajes escoceses.
Mi estrategia de viaje se adaptó completamente a mi calendario académico. Los fines de semana largos se convirtieron en oportunidades perfectas para explorar ciudades cercanas. Desde mi base en Aberdeen, pude hacer viajes de día completo al Castillo Dunnottar o Glasgow en el mismo día.
Para destinos más lejanos como Inglaterra, reservé las vacaciones universitarias más largas. Esta planificación me permitió sumergirme completamente en cada región sin la presión de regresar rápidamente a mis estudios.
Estudiar en el Reino Unido me brindó mucho más que una educación académica; me ofreció una ventana incomparable para explorar siglos de historia, desde los muros romanos de York hasta los castillos medievales de Dunnottar. Cada viaje complementó mi educación formal, proporcionándome experiencias que siempre recordaré.
La clave del éxito fue tratar estos viajes no como una distracción de mis estudios, sino como una extensión integral de mi experiencia educativa. Cada ciudad visitada agregó una nueva dimensión a mi comprensión de la cultura británica, su historia, y su diversidad regional. Al final de mi programa, no solo obtendré un título académico, sino también un profundo aprecio por la riqueza cultural de este país extraordinario y recuerdos que atesoraré toda la vida.
-Paola Viridiana
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