Viniendo de México, quería que mi experiencia de posgrado fuera más que académica. Tenía que desafiarme cultural, creativa y personalmente. El Reino Unido ofrecía todo eso. Tiene una sólida reputación por su educación de alta calidad, acceso a diversas perspectivas de todo el mundo y una escena artística vibrante. Elegí la Universidad de Edimburgo por su fuerte reputación en estudios cinematográficos y culturales, y por la manera en que mi programa combina la teoría con el trabajo curatorial práctico. La vida universitaria aquí es vibrante, hay miles de sociedades a las que unirse. Me uní a la sociedad de Fotografía y de Jazz, donde pude adquirir nuevas habilidades y hacer amigos de todo el mundo.

Viví en una residencia universitaria, compartiendo cocina con otros siete estudiantes de distintos países. Al principio, adaptarse a un espacio compartido requirió comunicación entre los compañeros de piso, especialmente cuando estás acostumbrado a tu propio gabinete de especias en casa. Ahora, lo veo como parte de toda mi experiencia estudiando en el Reino Unido. Intercambiamos recetas, compartimos té a medianoche y, a veces, descubrimos lo diferente que puede ser la definición de “limpio” para cada persona. 

Si alguna vez has estado en México, sabes que el sol permite pasar largos días en el parque con manga corta. El clima de Edimburgo, en cambio, te enseña que en otras partes del mundo las estaciones se notan y que aprender a vestirse por capas es esencial. La lluvia y el viento son comunes, pero la recompensa es ver cómo las calles de piedra de la ciudad y las colinas verdes cambian con la luz; es mágico a su manera.

Al estudiar Film Exhibition and Curation, pude explorar cómo se comparten las películas con el público, desde grandes festivales hasta proyecciones comunitarias. Valoro que los profesores de la Universidad me impulsaran a pensar críticamente, experimentar con proyectos creativos y conectar el cine con conversaciones culturales más amplias. Fue el lugar perfecto para fusionar mi pasión por el cine con mi interés en cómo se presentan y experimentan las historias. Caminar por Edimburgo a veces se siente como entrar en una toma perfectamente encuadrada. Entre la medieval Ciudad Vieja, la elegante Ciudad Nueva georgiana y el dramático telón de fondo de Arthur's Seat, hay muchísima inspiración. La ciudad también cuenta con un animado calendario artístico, desde el famoso Festival Fringe hasta pequeñas e íntimas proyecciones de cine.

Una de las mejores partes de estudiar aquí es conocer gente de todo el mundo. Mis amigos vienen de lugares sobre los que solo había leído antes, y nuestras conversaciones van desde comparar recetas para cocinar hasta debatir sobre el cine en diferentes culturas. En mi tiempo libre, exploraba cafés, visitaba museos gratuitos o hacía excursiones de un día a los Highlands. 

Aunque ya había estudiado en inglés antes, hacer una maestría completa en este idioma, especialmente en un entorno académico, puede ser intenso. A veces mis pensamientos empiezan en español, pasan al inglés y terminan en spanglish. Aunque se me complico escribir en inglés, la buena noticia es que mejoras cada semana, y los profesores aquí son muy comprensivos.

Si hay algo que me hubiera gustado saber antes de hacer las maletas, es lo rápido que pasa el tiempo aquí. Un año parece mucho antes de llegar, pero entre las clases, la vida social y explorar Escocia, se me fue volando. Mi consejo es llegar con la mente abierta, una buena chamarra y disposición para salir de tu zona de confort. 

-Jorge